By Alejandro Cruz / Publicado Ene. 15, 2025 a las 6:16 pm
Una vez hubieron cesado las grandes lluvias y desaparecido las negras nubes del cielo, la furia del agua que había corroído las montañas no se aplacó ni se agotó en las vastas cuencas de los océanos.
Parecía como si todas las aguas del globo hubieran declarado la guerra a las tierras emergidas, y ahora el terreno no lo corroían únicamente las lluvias torrenciales y los cursos de agua.
Cuando soplaba el viento, el mar se agitaba y se elevaba en gigantescas olas que se abatían sobre la costa y las islas, descargando violentos golpes. Bajo aquellos golpes, hasta las rocas más resistentes quedaron reducidas a pequeños granos de arena, que posteriormente serían arrastrados muy lejos.
Durante varios millones de años, la acción erosiva de las aguas fue de tal magnitud que destruyó todas las rocas que se habían formado como consecuencia del enfriamiento del magma incandescente.
Los inmensos estratos rocosos que formaban la primitiva corteza terrestre desaparecieron, destruidos por la furia de las aguas, sin contar los vientos que también formaron parte importante en la creación de montañas.

Pero entre tanto se estaban formando nuevas rocas. Las arenas producidas por la erosión y acumuladas en altísimos estratos se habían consolidado, y bajo la acción de distintos agentes se habían transformado en rocas compactas.
La superficie terrestre no podía quedarse sin corteza rocosa, por lo que las nuevas rocas de origen sedimentario sustituyeron a las antiguas, junto con otras que se habían formado más recientemente por el enfriamiento de los magmas volcánicos.
Cuándo cubrió la lava regiones enteras
En la infancia de la Tierra, la actividad volcánica fue especialmente intensa, pues el magma que rebullía bajo la costra terrestre tenía que hallar el medio de emerger a la superficie.
Inmensas regiones quedaron cubiertas por altos estratos de lava, y hasta los fondos marinos fueron invadidos por ellos, todo quedó cubierto por lava que luego se convertiría en tierra y piedras enormes.
Durante el período Hadeano, que abarca los primeros 500 millones de años de la existencia de la Tierra, el planeta estaba en gran parte cubierto de lava y magma.
A veces, la lava era tan abundante que formaba grandes islas que emergían del mar. Este período de predominancia de lava es fundamental para entender la formación inicial de la Tierra y el contexto en que surgieron las primeras formas de vida.
En el período Devónico, que siguió al Silúrico, continuaron produciéndose ondulaciones en la corteza terrestre y emergieron del mar tres grandes masas continentales: la siberiana, la ecuatorial y la noratlántica.
El examen de las rocas que se formaron en dicho período nos induce a pensar que África se hallaba unida por aquel entonces a América del Sur, formando con ésta una extensión rica en ondulaciones.
Las antiquísimas rocas de este período presentan huellas de enormes terremotos, de cataclismos que provocaron la inmersión de continentes enteros en los océanos, de espantosos diluvios y de erupciones gigantescas.
Los estratos rocosos de esta era son, en suma, muy elocuentes en relación con las grandes fuerzas de la naturaleza que se desencadenaron sobre nuestro joven planeta.
Pero las rocas más antiguas no presentan el menor indicio de seres vivientes, solo se han encontrado minerales que ahora son muy conocidos pero en su interior no hay presencia de que hubiera algún ser vivo hace miles de años.
¿Cuándo nació la vida en el mar?
Los primeros seres vivientes fueron sin lugar a dudas criaturas diminutas de estructura muy simple, pero dotadas de un maravilloso poder que no poseían ni el agua, ni el aire, ni las rocas: eran capaces de reproducirse; podían engendrar seres similares a ellos.
¿Fueron animales los primeros seres vivientes? ¿ Fueron plantas? Tal vez ni una ni otra cosa, porque su manera de vivir era totalmente distinta a la de los actuales componentes del mundo vegetal y animal.

Pero estos primeros seres microscópicos, simples esferas gelatinosas a las que se ha asignado la denominación de flagelados, adquirieron poco a poco la capacidad de utilizar la energía solar para alimentarse y multiplicarse.
Después se diferenciaron, dando lugar a las primeras plantas unicelulares y a los primeros animales formados por una sola célula.

Los distintos tipos de algas poblaron todos los mares y fueron el origen de toda la cadena de la vida.
Y también se agruparon en colonias, integrando masas gelatinosas que más tarde dieron lugar a los animales y las plantas pluricelulares.
Cuándo carecían de vida los continentes
La vida en el mar, favorecida por condiciones ambientales especialmente buenas, se desarrolló rápidamente. De los diminutos seres unicelulares derivaron animales y plantas más complejas, y a comienzos de la era Paleozoica ya habían aparecido incluso gigantescos animales marinos, como los Nautilus y los primeros peces acorazados.

Pero, mientras que los mares eran un hervidero de vida, el aspecto de las tierras emergidas era de lo más desolado que imaginarse pueda, no había nada mas allá de lo que los ojos pudieran observa a la distancia.
No crecía una sola hierba, ni en las montañas corroídas ni en los llanos inundados por los ríos desbordados, solo estaba el planeta sin más ni más que solo agua y tierra.
No volaba un solo insecto por los cielos primitivos, aún sombríos y cargados de lluvia.

Todo era silencioso y desértico: tendrían que transcurrir todavía centenares de miles de años antes de que la Tierra pudiera empezar a poblarse, a revestirse de un manto vegetal, a albergar a los primeros animalillos, a conocer poco a poco la vida.
No había vida en la tierra, solo desolación
Antes de que la Tierra tuviera vida, se encontraba en una etapa primordial conocida como el Hadeano, que comenzó hace unos 4.600 millones de años.
Durante este período, la Tierra era un lugar inhóspito lleno de actividad volcánica, con una atmósfera compuesta principalmente de dióxido de carbono, vapor de agua, amoníaco y metano.
La superficie estaba cubierta de magma caliente y era bombardeada por asteroides y cometas.
Con el tiempo, la acumulación de agua en la superficie permitió la formación de océanos. A medida que la Tierra se enfriaba, se establecieron las condiciones necesarias para la aparición de vida.
Esto ocurrió aproximadamente hace 3.800 millones de años, cuando se formaron los primeros organismos unicelulares, como bacterias.
La transición de la Tierra sin vida a la aparición de los primeros seres vivos marcó un cambio fundamental en la historia del planeta.
Sin duda antes de que apareciera el primer hombre la vida en la tierra era simplemente desoladora, solo existían pequeños átomos y moléculas que darían con el paso del tiempo en las primeras formas de vida sobre la tierra.