Las primeras especies que se clasificaron

By Alejandro Cruz / Publicado Ene. 13, 2025 a las 5:36 pm

Los primeros estudiosos que se dedicaron a la descripción de los animales que habitaban la Tierra, experimentaron la necesidad de agruparlos sobre la base de ciertas características comunes, para ordenar así los vastos conocimientos que habían acumulado.

Aristóteles inventó un original sistema de clasificación, según el cual los animales se dividían en dos grupos fundamentales: los dotados de sangre y los carentes de ella.

Hoy sabemos que todos los animales poseen sangre, aunque no siempre sea ésta de color rojo.

Pero en tiempos de Aristóteles los conocimientos acerca de los animales se basaban en los aspectos más evidentes.

La clasificación de las especies se dió para que se tuviera un mejor conocimiento de los animales que los primeros habitantes veían.

Por otra parte, durante más de 2.000 años los estudiosos que le sucedieron siguieron clasificando más o menos a los animales de la misma manera. Sólo a partir del siglo XVIII, con el desarrollo de los estudios anatómicos, empezó a conocerse mejor a los animales, incluso en lo que se refiere a su estructura interna.

Ray y Cuvier idearon clasificaciones nuevas, que la ciencia moderna adoptó como punto de partida para perfeccionarlas continuamente.

Desde mediados del siglo XVIII, todas las clasificaciones se basan en el sistema de nomenclatura binominal establecido por Linneo: el nombre científico de cada animal está siempre integrado por dos partes, indicando la primera el género y la segunda la especie.

Así se empezó a discutir acerca del origen de las especies

En la primera mitad del siglo pasa-do, los estudiosos de zoología llevaron a cabo grandes progresos, pero los naturalistas se, habían dividido en dos bandos: a un lado, los estudiosos convencidos de la inmutabilidad de las distintas especies animales.

Al otro aquellos que creían en la evolución y afirmaban que las distintas especies siguen modificándose para adaptarse al ambiente.

Los estudiosos del primer grupo, llamados creacionistas, se remitían a la afirmación de Linneo según la cual “existen tantas especies como formas distintas creó el Ente Supremo al principio de los tiempos”.

Carlos Linneo

El mayor representante de los creacionistas fue Georges Cuvier (1769-1832), fundador de la anatomía comparada y firme defensor de la inmutabilidad de las especies.

Ni siquiera quiso rendirse a la evidencia de los distintos fenómenos que se iban descubriendo progresivamente.

¿Cuales fueron las primeras especies en clasificarse?

Las primeras especies en clasificarse formalmente fueron aquellas que recibieron un nombre científico y fueron descritas en términos modernos en el marco del sistema binomial de nomenclatura propuesto por Carlos Linnaeus (o Carl von Linné) en el siglo XVIII.

Linnaeus fue un naturalista sueco que revolucionó la biología al establecer un sistema jerárquico para clasificar a los organismos en función de sus características comunes, lo que permitió una identificación más clara y uniforme de las especies.

A continuación mencionamos algunas de las primeras especies que Linnaeus clasificó en su obra más famosa, Systema Naturae (publicada por primera vez en 1735):

Homo sapiens (El ser humano)

En el Systema Naturae de 1758, Linnaeus describió al ser humano como una especie separada de otros animales. Esto marcó la primera vez que el ser humano fue colocado en un contexto científico dentro del reino animal y se le asignó el nombre Homo sapiens, lo que significaba “hombre sabio”.

Panthera leo (El león)

Linnaeus clasificó al león como parte del género Panthera y lo nombró Panthera leo. Esta especie es una de las más icónicas dentro del reino animal y se incluía en la categoría de mamíferos carnívoros.

Canis lupus (El lobo)

El lobo también fue una de las primeras especies en ser formalmente clasificada dentro del género Canis por Linnaeus. El nombre Canis lupus se refiere al lobo gris, conocido por su distribución en el hemisferio norte.

Rosa gallica (La rosa francesa)

Linnaeus también clasificó plantas, y entre ellas incluyó diversas especies de flores, como la Rosa gallica, que es una especie de rosa muy conocida. Este ejemplo ilustra cómo el sistema de clasificación no solo se limitó a los animales, sino también a las plantas.

Felis catus (El gato doméstico)

El gato doméstico también fue incluido en el sistema de Linnaeus bajo el nombre Felis catus, y desde entonces se le ha mantenido dentro de esta clasificación.

Cuculus canorus (El cuco común)

Este es un ejemplo de un ave que Linnaeus describió en su obra. El cuco común es conocido por su característica de poner sus huevos en los nidos de otras especies.

Linnaeus no solo clasificó especies individuales, sino que desarrolló un sistema estructurado basado en jerarquías. Primero clasificaba a los seres vivos en grandes grupos llamados “reinos”, y luego los dividía en clases, órdenes, géneros y especies. Este sistema de nomenclatura binomial (dos nombres: género y especie) sigue siendo la base del sistema taxonómico moderno.
Es importante notar que la clasificación de especies por Linnaeus no era perfecta, ya que él no disponía del conocimiento genético moderno, pero fue un avance fundamental para la biología.

Cuándo se formuló la teoría catastrofística

Cuvier combatió duramente las doctrinas contrarias a la suya, contribuyendo con su alto prestigio a que se silenciaran importantísimos descubrimientos demostrativos de la evolución del reino animal.

No podía pasar por alto, sin embargo, los constantes descubrimientos de restos fósiles de animales desaparecidos hacía millones de años.

Por si fuera poco, dichos restos se encontraban siempre en determinados estratos del terreno, que se remontaban a unas eras geológicas muy definidas.

Para explicar este fenómeno, inventó la teoría catastrofística según la cual en determinado momento de. la historia de la Tierra se produjeron ingentes cataclismos que perturbaron la superficie terrestre, borrando toda huella de vida.

Al volver la calma, un nuevo acto creador repobló la Tierra con formas animales más evolucionadas.

Siguiendo esta misma teoria, científico d’Orbigny llegó a referirse a veintisiete creaciones intercaladas en veintiséis diluvios y catástrofes universales.

Como es lógico, dichas explicaciones no podían ser sostenidas. Hubo otra teoría destinada a tener más éxito.

Ya en tiempos de Cuvier, el gran científico Jean-Baptiste Lamarck había expuesto en un opúsculo una teoría científica, según la cual los animales que vivían a nuestro lado eran el fruto de una constante evolución a partir de formas primitivas, debida a la influencia del clima, la temperatura y la altitud.

Su teoría pasó al principio inadvertida, pero las intuiciones del genial Lamarck se convirtieron muy pronto en la base de toda la moderna ciencia zoológica.