Así fue como se tuvo la certeza de la evolución

By Alejandro Cruz / Publicado Ene. 13, 2025 a las 6:02 pm

La teoría evolucionista de Lamarck, válida en cierto sentido, tenía un punto débil: no se basaba en hechos científicos.

Pero en 1859, un nuevo acontecimiento sembró el desconcierto en el campo de las ciencias zoológicas.

Aquel año, al regresar de un largo crucero por el Pacífico y América del Sur, donde había llevado a cabo importantes estudios, Charles Darwin publicó el libro Del origen de las especies por la selección natural.

Darwin

En esta obra, sus observaciones acerca de la evolución de los animales a partir de antiguas especies primitivas, estaban tan bien documentadas que las doctrinas de los creacionistas se olvidaron para siempre.

En el transcurso de su crucero a bordo del Beagle (que duró desde
1831 a 1836), Darwin quiso explorar la pampa argentina y tropezó con los restos fósiles de enormes criaturas, cuya forma y dimensiones superaban cualquier fantasía humana.

Las islas Galápagos: se puede observar aquí cómo algunos animales han formado en las distintas islas razas separadas y diferentes.

Más tarde, en las islas Galápagos, situadas a 1.000 kilómetros de la costa del Ecuador, descubrió que el aislamiento geográfico había provocado indirectamente la formación de nuevas especies animales.

Observó, en efecto, que los pinzones que las habitan constituyen una familia aparte, que sólo se encuentra en aquellas islas y no en el continente sudamericano.

Procedentes tal vez de una sola pareja que llegó a las islas en tiempos remotos, estos pájaros habían evolucionado bajo la influencia del ambiente, constituyendo cinco géneros y una quincena de especies, cada una de las cuales había desarrollado sistemas de alimentación distintos y, por consiguiente, picos diferentes.

Lamarck

Afirmó, en resumen, que en todas las especies sólo resisten y consiguen reproducirse aquellos individuos que mejor saben defenderse y adaptarse al ambiente.

De ello se deriva una constante selección natural, que es el origen de nuevas razas.

¿Cómo fue la selección natural?

La selección natural es un concepto fundamental en la teoría de la evolución propuesto por Charles Darwin en el siglo XIX.

Se refiere al proceso mediante el cual los organismos que tienen características o rasgos que les permiten adaptarse mejor a su ambiente tienen mayores probabilidades de sobrevivir y reproducirse.

Como resultado, esos rasgos favorables se transmiten a las siguientes generaciones.

Este proceso ocurre de la siguiente manera:

Variabilidad: Dentro de una población de organismos, existen variaciones en los rasgos de los individuos (como tamaño, color, forma, resistencia a enfermedades, etc.). Estas variaciones pueden ser hereditarias, lo que significa que se transmiten de padres a hijos.

Competencia por recursos: Los recursos en un ambiente son limitados (alimento, espacio, pareja, etc.), lo que genera competencia entre los organismos. No todos los individuos sobrevivirán ni se reproducirán con éxito.

Selección de rasgos favorables: Aquellos individuos que tienen características ventajosas en su entorno (por ejemplo, un camuflaje que los protege de los depredadores o una resistencia mayor a enfermedades) tienen más probabilidades de sobrevivir y reproducirse.

Transmisión de los rasgos: Los individuos con los rasgos favorables pasan estos rasgos a sus descendientes, lo que con el tiempo puede llevar a que esos rasgos se vuelvan más comunes en la población.

A lo largo de muchas generaciones, este proceso puede llevar a cambios significativos en las características de una población, e incluso dar lugar a nuevas especies.

Es importante destacar que la selección natural no “busca” la perfección, sino que favorece aquellas características que son ventajosas en un momento y lugar específicos.

Además, puede operar junto con otros mecanismos evolutivos como la deriva genética, la mutación y el flujo genético.

¿Cuándo efectúan los pájaros sus migraciones?

Los más grandes viajeros del mundo son los pájaros, que se desplazan constantemente de uno a otro lugar en busca de comida.

Sólo en el período de la incubación permanecen establemente en el lugar donde han construido su nido.

Durante el resto del año, los pájaros llamados sedentarios llevan a cabo viajes más o menos largos.

Algunos emigran regularmente cada año a tierras incluso muy lejanas. Las aves migratorias más conocidas son las golondrinas, que abandonan nuestras tierras a finales de verano y se trasladan a las regiones cálidas del sur, para regresar de nuevo a su nido en primavera.

Diferentes especies de pajaros

En los días grises y nublados de principios de otoño se reúnen, inquietas, sobre los hilos de los tendidos eléctricos.

Los grupos se forman, se disgregan y vuelven a formarse, alineándose en los hilos como las negras notas de un pentagrama musical.

Después, una mañana, dejan de oírse sus gritos. Las golondrinas han desaparecido. En realidad, se encuentran volando hacia las lejanas tierras de Africa.

Una irresistible llamada las empuja hacia los lugares de invernada, donde hallarán un clima más suave y alimento en abundancia.

Al igual que las golondrinas, otras aves emprenden también el vuelo hacia lejanas tierras más hospitalarias. Así, por ejemplo, casi la totalidad de los pájaros insectívoros.

El frío mata a los insectos, y los pájaros no encontrarían comida con la que alimentarse. Las migraciones empiezan con los vencejos, hacia finales de julio.

El sistema del anillado permitió conocer con exactitud las rutas que siguen normalmente los pájaros migratorios.

Chillando alrededor de los campanarios y de los viejos edificios, emiten su llamada y emprenden el vuelo en bandadas, hacia los montes, para iniciar su largo viaje hasta las tierras del sur.

En octubre les siguen las golondrinas. Desaparecen en el horizonte volando a gran altura, en formación regular, para seguir la ruta habitual que desde hace milenios les guía hasta los lugares de invernada.

Con ellas emprenden el vuelo otras muchas aves, unas antes y otras después, unas hacia las regiones mediterráneas y otras hacia lugares más remotos.

Algunas aves de gran tamaño, de las que habitan en los pantanos o a lo largo de las co-rientes de agua, emigran también hacia las tierras del sur cuando el hielo atenaza las aguas y les impide buscar alimento.

Emigran las cigüeñas, los patos, las grullas y las ocas. Recorren miles y miles de kilómetros, volando alto en el cielo día y de noche, salvando montañas, atravesando llanuras y lagos, enfrentándose al mar abierto y no se detienen hasta alcanzar la meta, la tierra en la que ya invernaron el año anterior.

Permanecerán lejos largos meses, y después repetirán el recorrido en sentido contrario, para regresar a sus nidos tan pronto como las primeras lluvias disuelvan las nieves y el agua vuelva
a cantar en los riachuelos.

Entre los insectívoros, el pájaro carpintero es el único que permanece en nuestros bosques, porque no teme el invierno. Su recio pico le permite hurgar en las cortezas de los árboles, donde se ocultan muchas larvas que le facilitan alimentación abundante incluso en invierno.