¿Podría la vida del hombre moderno desarrollarse normalmente sin la valiosa
ayuda de los metales? Ciertamente que no y esto explica el proceso en la historia y desarrollo de los metales a través del tiempo.
Y, sin embargo, hace apenas 6.000 años el hombre no conocía su existencia. En efecto, la Edad del Cobre empezó unos 4.000 años a. de J.C.
Los primeros hombres que utilizaron este precioso metal fueron los habitantes del Cercano Oriente.
Pero hicieron falta más de 1.000 años para que la utilización del cobre se difundiera en Occidente.
Con las armas y los utensilios de metal el hombre se encamina decididamente hacia la civilización.
El cobre fue el primer metal que se descubrió, pero muy pronto la inteligencia humana halló el medio de hacerlo más sólido, aleándolo con el estaño y obteniendo el bronce.
Con el descubrimiento de los metales el hombre llevó a cabo un paso prodigioso hacia la civilización. Era natural, por consiguiente, que la evolución humana adquiriese a partir de aquel momento un ritmo más rápido.
Las armas, los utensilios, los objetos de uso común e incluso las joyas, estaban encomendadas a un personaje: el herrero.
Era lógico pensar que aquel que era capaz de extraer del fuego tales maravillas fuese considerado como una especie de hechicero, dotado de cualidades sobrehumanas.
Pero al margen de esta deformación de carácter mágico el herrero era, además, una persona realmente hábil e inteligente, capaz de dominar las fuerzas que la naturaleza ponía a su disposición.
Incluso cuando, transcurridos varios milenios, la figura del herrero se hizo habitual, no por ello dejó de despertar una sensación de admiración.
Hoy en día la siderurgia, es decir, la actividad que prosigue sobre bases industriales el antiquísimo arte del trabajo en hierro, dispone de medios muy avanzados y obtiene resultados extraordinarios.
Sin embargo, el herrero, el personaje que trabaja el hierro, sigue conservando una aureola de leyenda y misterio.
Cuándo se obtuvieron el hierro colado y el acero
En el siglo XVI se consiguió obtener una aleación de hierro y carbono a la que se llamó hierro colado. Este hecho representó una conquista notabilísima en el campo de la siderurgia.
En el año 1740, en Sheffield, Inglaterra, Benjamin Huntsman obtuvo por primera vez el acero.
Tanto el hierro colado como el acero se producen en los altos hornos, que tienden a convertirse rápidamente en perfectos complejos auto-matizados.
El alto horno, que con su torre alcanza los 30-40 metros de altura, se llena con capas de carbón de coque y mineral de hierro.
La elevadísima temperatura de combustión que se aproxima a los 1.600 o 1.800 grados, produce la mezcla de hierro y carbono conocida como hierro colado.
El acero es también una mezcla de hierro y carbono, pero su porcentaje de carbono no supera el 1,7 %.
Cuándo se consiguió aislar el aluminio
El metal más extendido sobre la corteza terrestre es el aluminio, cuya existencia no conocía nadie hace apenas un siglo como parte fundamental de la historia de los metales.
En efecto, el aluminio no es, como el oro, un metal que se presenta en estado puro: siempre se encuentra combinado con otros minerales, como la bauxita y el caolín. Quien lo aisló fue un tal Wohler en el año 1827.
Desde entonces el aluminio ha recorrido un largo camino, y hoy se emplea con muchos fines.
Se utiliza, sobre todo, en la construcción de aviones, locomotoras, vagones de ferrocarril y automóviles siendo el componente fundamental de las aleaciones ligeras.
El aluminio se emplea a menudo en usos domésticos sobre todo para la fabricación de materias de cocina.
Cuándo se descubrió la pólvora
No es posible señalar con exactitud cuándo se descubrió la pólvora: algunos afirman que los pueblos orientales ya la utilizaban en los siglos XI y XII, para lanzar armas arrojadizas o bien disparar con fusiles rudimentarios.
Sólo en el siglo XV llegó a conocerse en Europa con bastante exactitud la pólvora, pero la paternidad del invento la reivindican muchas ciudades que alegan haber sido la cuna del inventor de la pólvora.
El más conocido de entre los probables inventores es un tal fray Bertoldo de Friburgo, a quien su ciudad erigió un monumento.
Se dice que este fraile, mientras llevaba a cabo experimentos en su laboratorio, combinó los elementos integrantes de la pólvora esto ha sido importante en la historia de los metales.
Una chispa accidental prendió en la mezcla y la consiguiente explosión le arrancó de las manos la tapadera o el mortero. Quienes introdujeron los primeros conocimientos acerca de la pólvora fueron los árabes, que habían aprendido su utilización de los orientales, con los cuales mantenían relaciones de tipo comercial.
La pólvora se difundió muy pronto por todo el mundo y fue causa de grandes males, aunque también se utilizó con numerosos fines pacíficos.
Cuándo se inventaron los primeros cohetes
Hoy en día es corriente asistir al lanzamiento al espacio de un cohete que lleve en su interior una preciosa carga humana, pero tal vez no todos sepan que los primeros cohetes, muy rudimentarios ciertamente, fueron inventados en China y servían sobre todo para divertir al pueblo durante las ceremonias religiosas que tanto abundaban en el calendario chino.
Parece ser que los cohetes con fines bélicos se utilizaron por primera vez al sufrir la ciudad de Tzu T’ung un asedio por parte de un potente ejército enemigo, en el año 994 d. de J.C.
En el siglo XIII se utilizaban en China unos cohetes cuyo propulsor era la pólvora.
Para el lanzamiento de estos cohetes se utilizaban en aquellos tiempos auténticas baterías.
Cuándo se vio superada la “pólvora negra” por explosivos más potentes.
La necesidad de disponer de armas cada vez más potentes para los ejércitos ha impulsado a todos los países del mundo a hallar nuevos explosivos cada vez más eficaces.
Después de la pólvora, el hombre ha descubierto la dinamita, la nitroglicerina, el trinitrotolueno, el algodón pólvora siendo parte de historia de los metales.
Aunque cabe señalar que no siempre los ha utilizado con fines bélicos: los explosivos se utilizan en las minas de las que se extrae carbón y otros minerales, en la perforación de las montañas para la construcción de galerías, y en otros trabajos en que sustituyen el esfuerzo humano.
En las últimas dos grandes conflagraciones mundiales, historia de los metales y la evolución de las armas ha experimentado un incremento masivo: cañones de largo alcance, explosivos de alta potencia para cargas perforadoras, cohetes de propulsor líquido como los V2 alemanes, éstos fueron los protagonistas de ambas contiendas.
A pesar de los intentos en favor de la paz que se realizan en todas par-tes, puede decirse que la guerra no ha terminado del todo, razón por la cual cada vez se construyen armas más potentes.
Sólo cuando el hombre consiga utilizar la fuerza de los explosivos con fines pacíficos podrá afirmar que ha llevado a cabo el único acto decisivo para su progreso.