¿Cuándo se formaron los actuales continentes?

By Alejandro Cruz / Publicado Ene. 15, 2025 a las 10:12 pm

Precisamente en el mismo período en que empezaba a formarse el petróleo, la corteza terrestre quedó afectada por un grandioso fenómeno de desplazamiento de masas superficiales que condujo lentamente a la formación de los continentes actuales.

Según una teoría confirmada por numerosos estudios de carácter muy reciente, la gran masa continental emergida de los mares durante las eras anteriores se quebró en la era Terciaria, mediante un larguísimo corte vertical, y las partes en que quedó dividida empezaron a alejarse unas de otras, movimiento que todavía no ha cesado.

Esta sugestiva hipótesis, formulada por primera vez por el astrónomo berlinés Alfred Wegener, se conoce con la denominación de “teoría de la deriva de los continentes”.

Wegener, que fue también un intrépido explorador y un apasionado estudioso de geología, dio a conocer sus ideas en un libro publicado en el año 1912.

Se creé que antiguamente así se veían los continentes antes de comenzar a separarse.

Como es natural, la obra suscitó grandes polémicas entre los científicos, que inmediatamente se dividieron en dos bandos: el de los defensores y el de los de-tractores, unos y otros dispuestos a aportar pruebas y contrapruebas a favor o en contra de la teoría.

La hipótesis de Wegener puede resumirse brevemente tal como sigue: en tiempos muy remotos las masas continentales se hallaban unidas en un solo bloque (o escudo) que el científico llamó Pangea, en contraposición con una inicial masa de agua llamada Pantalasa.

Durante el Eoceno, hace aproximadamente 50 millones de años, se inició un movimiento lento e inexorable. La Pangea se quebró, y sus fragmentos se alejaron.

Como consecuencia de este movimiento se produjeron, según We-gener, las ondulaciones de la corteza terrestre que formaron las más importantes montañas actuales.

¿Cuándo se formó el carbón?

Los primeros seres vivientes que consiguieron abandonar el mar y se adaptaron a vivir en contacto con el aire fueron algunas algas, de las que posteriormente derivaron plantas más complejas.

Una vez adaptadas al nuevo ambiente, las plantas experimentaron una rapidísima evolución e invadieron todas las tierras emergidas, recubriéndolas de verde y cambiando la faz de nuestro planeta.

El período que conoció el mayor desarrollo de los bosques fue el Carbonifero, así llamado porque en dicha lejana época se formaron los grandes yacimientos de carbón.

Los negros trozos de antracita, que se siguen utilizando actualmente en la calefacción de muchos hogares y en las industrias, poseen, por tanto, una historia de millones de años de antigüedad.

Se formaron a partir de la descomposición de los bosques que hace 300 millones de años cubrían la superficie terrestre.

Con el paso del tiempo, los enormes troncos abatidos por la vejez o los vendavales formaron altos estratos de madera, que después fueron sepultados por estratos de barro y arena.

Otros cataclismos provocaron el ulterior hundimiento de dichos depósitos. La madera, al no estar en contacto con el aire, no se pudrió sino que experimentó una profunda transformación debida, en parte, a las acusadas presiones y al calor terrestre.

Lo que ahora queda de los antiguos bosques son los estratos de carbón fósil que se encuentran en el subsuelo. Según la época y condiciones en que se formaron, disponemos de distintas clases de carbón fósil.

Las pruebas geográficas en favor de la teoría de Wegener puede descubrirlas cualquiera que observe atentamente un atlas.

África se separa de América

Examinando, por ejemplo, un mapa del océano Atlántico, llama la atención la extraña coincidencia de las dos costas, la euroafricana y la americana.

Se diría que pueden ensamblarse y que bastaría una simple labor de recorte para que resultara más evidente, si cabe, este curioso hecho.

Si nos imaginamos las tierras como otras tantas masas flotantes a la deriva, se diría que Euroáfrica y América, antiguamente uni-das, se han ido separando.

Observando, además, la estructura de los minerales que se encuentran en las costas atlánticas, no sólo se comprueba que son de la misma naturaleza, sino que también presentan huellas de fenómenos que tuvieron lugar antes de que se quebrara la gran masa continental (ondulaciones y pliegues).

Extensión del casquete polar ártico tal como es actualmente (arriba) y tal como se presentaba durante la glaciación de Wurm (abajo).

La fauna ofrece, además, aspectos curiosamente parecidos: animales como las lombrices, los caracoles y algunos peces de aguas poco profundas, que viven tanto en los litorales euroafricanos como en los americanos.

Existen, finalmente, una serie de pruebas geológicas que parecen demostrar irrefutablemente que la deriva sigue produciéndose en la actualidad.

Ya en el siglo pasado se formuló la hipótesis de que Groenlandia se movía. Ahora se sabe con toda certeza que se separa de Europa 36 metros al año.

Y las mediciones prosiguen: se cree que en África se está produciendo un quebrantamiento a lo largo de la línea del Nilo y de los grandes lagos. Tal vez dentro de centenares de miles de años Africa se rompa también.

De esta forma se originó el petróleo

Hoy en día el carbón ha perdido la supremacía que ostentaba en el campo de los combustibles y ha cedido su lugar al petróleo, la valiosa substancia que brota de los estratos profundos del suelo.

Para buscar el petróleo se ha llegado hasta el extremo de convertir en habitables los desiertos, de construir enormes plataformas flotantes sobre el mar, y de perforar los estratos rocosos hasta profundidades de más de 5.000 metros, invirtiendo en todo ello enormes sumas.

Sin embargo, éstas se amortizan con creces ya que, una vez alcanzado un yacimiento, brotan constantemente del pozo más y más toneladas de “oro negro” (así se llama al petróleo) que, a través de oleoductos especiales, se traslada a las refinerías o a los petroleros.

Petróleo desbordado en el mar, una de las peores contaminaciones ambientales que hay.

El petróleo es más joven que el carbón. Su formación se remonta a un periodo más reciente de la historia de la Tierra, más o menos a la época de los grandes: dinosaurios.

Justamente en la era Mesozoica prosiguieron las ondulaciones y modificaciones de la corteza terrestre.

En varias regiones del globo se acumularon altísimos depósitos de sedimentos marinos y laguneros, y la estratificación de dichos depósitos nos indica que entonces tuvieron lugar muchas elevaciones alternadas de las tierras y los mares.

El más importante período de la era Mesozoica es el Cretácico, cuyo nombre deriva del término craie, con el que en Francia se indica un polvo calcáreo que se formó precisamente en aquellos lejanos tiempos.

Es uno de los períodos más largos de la historia de la Tierra: en efecto, se prolongó por espacio de unos 70 millones de años, durante los cuales la fauna terrestre se multiplicó muchísimo.

En las rocas del Cretácico se encuentran algunos de los más importantes yacimientos de petróleo y de gas natural descubiertos en el Canadá y los Estados Unidos.

A causa de una serie de perturbaciones especiales, enormes masas de substancias orgánicas, derivadas tal vez de animales en descomposición, quedaron aprisionadas en el terreno y se transformaron hasta adoptar su actual aspecto de aceites minerales.

Otra presencia muy importante que se observa en estas rocas es la de las huellas de fósiles de las primeras plantas con flores, señal de que se estaban produciendo una fundamental evolución en el mundo vegetal.