By Alejandro Cruz / Publicado Ene. 26, 2025 a las 10:31 am
Durante la guerra ruso japonesa, en la que el Japón entró a formar parte de las grandes potencias mundiales, se produjo la primera gran batalla de acorazados de la historia.
Para acudir en ayuda de las tropas rusas había zarpado del Báltico una imponente flota que, tras mil peripecias, llegó finalmente al mar de la China, rumbo a Vladivostok.
Pero el almirante japonés Togo aguardaba al enemigo oculto con su flota detrás de la isla de Tsu Shima.
Las fuerzas de los adversarios estaban más o menos igualadas, pero mientras los rusos se habían agotado como consecuencia del largo viaje realizado para llegar hasta allí, los hombres de Togo se encontraban descansados y en perfectas condiciones.
¿Cuándo se produjo el primer gran encuentro entre buques acorazados?
Ambas flotas entraron en contacto la mañana del 27 de mayo de 1905. Muy pronto un denso banco de niebla separó a los contendientes, circunstancia que aprovechó el almirante ruso Rojdestvenski para modificar la formación de su flota.

No lo consiguió, y cuando se disipó la niebla los japoneses abrieron fuego contra los buques rusos en plena maniobra.
La batalla arreció, sin descanso, durante dos días y una noche. Al final venció la mayor velocidad y la precisión de la artillería japonesa.
El almirante ruso, herido e inconsciente, tuvo que sacrificar tres buques destruidos por el fuego enemigo. La noche del 8 de mayo el poderío marítimo ruso ya no era más que un recuerdo. Los japoneses sufrieron escasas bajas.
La furiosa y terrible matanza de Verdún
Muchos fueron los episodios sangrientos y trágicos de la primera guerra mundial, pero uno sobre todo nos induce a reflexionar acerca del horror y de la tremenda inutilidad de los estragos bélicos.
La matanza más terrible se produjo en Verdún y duró cuatro meses ininterrumpidamente, del 21 de febrero al primero de julio de 1916.
Durante todo este período, 43 divisiones alemanas intentaron ocupar la plaza fuerte de Verdún, defendida por 73 divisiones francesas, mediante furiosos ataques a la bayoneta.
Al mismo tiempo, desde ambos bandos, decenas de miles de piezas de artillería barrían el suelo.

Los epicentros de la batalla fueron el fuerte de Douaumont y la colina de Mort Homme, conquistados, perdidos y reconquistados de nuevo.
Fue, en resumen, una matanza inútil, porque cuando los alemanes pusieron término a la ofensiva, el primero de julio, las líneas francesas no habían retrocedido de las posiciones iniciales más que unos pocos kilómetros, y a los pocos meses los aliados reconquistaban sin apenas esfuerzo el territorio perdido.
El único resultado de la matanza de Verdún fue la conciencia de que la guerra ya no era un emocionante pasatiempo, sino un inútil e inhumano exterminio de vidas humanas.
En Verdún se perdieron muchísimas vidas: entre muertos y heridos, los alemanes dejaron en el campo de batalla 278.000 hombres, y los franceses 442.000.
Fue un tributo de sangre equivalente a la población de una gran ciudad, y una terrible admonición contra las atrocidades de la guerra.
¿Cuándo se produjo la mayor batalla naval de la primera guerra mundial?
De la misma manera que Verdún fue una contienda entre enormes masas humanas, la batalla de Jutlandia significó el enfrentamiento de las dos flotas más potentes de la primera guerra mundial.
Los primeros en buscar batalla son los alemanes. El almirante Scheer zarpa de los puertos del mar Báltico, mientras desde las costas inglesas se hace a la mar una imponente flota al mando del almirante Jellicoe. Es el 31 de mayo de 1916.
Las fuerzas combatientes estaban equilibradas, aunque existía una ligera desventaja por parte alemana, compensada por el hecho de haberse visto los ingleses obligados a soportar la iniciativa adversaria.
En efecto, en el transcurso del primer enfrentamiento, el almirante alemán Hipper consigue atraer a la escuadra inglesa al mando de Beatty hacia el grueso de la flota alemana, cuando súbitamente aparece Scheer en el horizonte.
Beatty se retira hacia los buques de Jellicoe. El enfrentamiento se generaliza, y más de 250 buques agitan los mares. A medianoche, los alemanes se retiran dejando a los ingleses como amos y señores.
Sin embargo, la flota británica ha recibido muy duros golpes, y sus pérdidas son muy superiores a las del enemigo.
Este fue el motivo de que ambas partes discutieran largamente atribuyéndose cada una la victoria, una por haberse quedado como dueña del campo de batalla, y la otra por haber sufrido menos pérdidas.
Pero lo cierto fue que, como siempre, la única vencedora del enfrentamiento fue la muerte.
La más larga y sangrienta batalla de la primera guerra mundial
La Batalla de Verdún, una de las más largas y sangrientas de la Primera Guerra Mundial, terminó el 18 de diciembre de 1916, tras casi 10 meses de enfrentamientos continuos entre las fuerzas francesas y alemanas.
Fue una batalla de desgaste, en la que ambos bandos sufrían enormes bajas. Los franceses, bajo el mando del general Philippe Pétain, lograron mantener la mayor parte del terreno defendido, mientras que los alemanes no consiguieron romper las líneas del frente.
Aunque los alemanes inicialmente pensaron que podían forzar una rendición francesa a través de una ofensiva prolongada, los franceses resistieron con una determinación feroz, alimentada por el lema “¡No pasarán!”.

La ciudad de Verdún fue prácticamente destruida, y las bajas fueron inmensas, con más de 700,000 muertos, heridos y desaparecidos entre los dos bandos.
En términos militares, la batalla no tuvo un resultado decisivo claro, pero en el plano simbólico y moral, fue una victoria para Francia, que logró defender Verdún y mantener la moral del frente occidental.
El alto costo humano y material para ambos bandos hizo que la batalla fuera una de las más representativas de la brutalidad de la guerra.
Después de la batalla, la guerra continuó durante dos años más, pero Verdún pasó a ser un símbolo de resistencia para los franceses, y la memoria de esa carnicería sigue siendo parte clave de la identidad histórica de Francia.